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lunes, 19 de agosto de 2013

Tarea Asignada: Conceptualizar la postura sobre la Ética, según Aristóteles


Para ubicar la posición de Aristóteles frente al concepto de ética, es necesario mirar el tiempo y el espacio en el cual el gran filósofo presenta su pensamiento sobre la ética. Fue Aristóteles quien introdujo la denominación de Ética para designar lo concerniente a los principios del bien y del mal; y, de "Filosofía Práctica", para la disciplina que dicta las reglas a que debe someterse la conducta humana. Según Aristóteles, la virtud es el objeto de la Ética, mientras que la moralidad lo es de la Filosofía Práctica.
Esta posición cobra vida y Aristóteles en su obra "Ética de Nicomaco" hace la primera exposición sistemática de esta disciplina. Considera como cuestión fundamental la del "supremo bien, o sea un bien que se desea por sí mismo y por el cual, a la vez, se desea todos los demás bienes; todos coinciden en que este supremo bien es la felicidad". Pero ¿en qué consiste? Según Aristóteles, la virtud es un modo de pensar y de sentir que se mantiene en el justo medio entre el exceso y el defecto; este justo medio puede ser conocido por la razón, y quien lo conoce, como el sabio, obra en consecuencia y es feliz; pues, la felicidad no es sino la actividad de la vida conforme a la razón.
Según Aristóteles la Ética es parte de la Politica y la Politica es el arte que se preocupa del bien más común. La Ética se interesa por el bien del individuo, más concretamente por el bien del individuo como ciudadano.
Aristóteles vincula la ética y la politica, toda vez que considera a la ética como el fin supremo al que debe aspirar el hombre pero no para el beneficio propio sino para el bien social, cobrando fuerza el término politica, pues hace énfasis en cuanto a que la ética siempre verá por el bien común y no sólo por el individual. No obstante, Hay un bien en el que todos estamos de acuerdo: 
el bien supremo: LA FELICIDAD.
Para Aristóteles la Felicidad consiste en el cumplimiento perfecto de la Naturaleza humana. Es un estado en el que esa Naturaleza y sus aspiraciones esenciales logran su realización de conformidad con la verdadera jerarquía de los fines de la Naturaleza.
La felicidad está íntimamente ligada a la actuación del individuo, pues hacer el bien se caracteriza por ser algo propio y difícil de erradicar del sujeto, es una decisión personal, pero que está inexorablemente  relacionado con la felicidad, pues ambos son concebidos comúnmente y de acuerdo a la imagen del género de vida que cada quien posee. La felicidad está escrita en la historia de vida de cada persona. El secreto de ser feliz entonces se define a partir de obrar bien, de hacer el bien y además, de vivir bien.
Podemos ahora preguntarnos: De que se compone la felicidad humana?, sus partes deben de ser integrantes del cumplimiento de la naturaleza, y son:
sabiduría, virtud y placer, pero para la perfecta felicidad se necesitan también los bienes del cuerpo, del mundo exterior, la suerte, la fortuna, la abundancia, la salud, la amistad, entre otros. 
Aristóteles amplia su pensamiento, al indicar que existen tres tipos de bienes, los cuales son catalogados en: exteriores, en los del alma y en los del cuerpo. En este contexto el fin de la felicidad se encuentra incluido entre los bienes del alma y no entre los exteriores; esto debido a que si se enfocara en los exteriores, entonces la felicidad sólo estaría basada en lo superficial y la forma de actuar del hombre no importaría para que éste fuera feliz. Es por esto que el filósofo concuerda con la creencia que se tiene, de que el hombre feliz es el que además de vivir bien, obra bien.
No obstante es cierto que la alta calidad de vida está íntimamente ligada a la felicidad, por tanto los bienes del mundo exterior antes comentados juegan un papel en el logro de la felicidad, mas no son determinantes.
Este análisis lleva a entender que, la ética de Aristóteles, es, en primer lugar, una ética de la felicidad...pero también es una ética de la virtud ya que ésta es el medio por excelencia para alcanzar la felicidad, que esta última consiste en el ejercicio perfecto de la actividad propia del hombre. Tal actividad no es otra que la actividad del alma que para que sea perfecta debe ser acompañada por todas las virtudes.
Aristóteles se aleja del intelectualismo socrático que vincula a la virtud con el conocimiento. Para él, la virtud será la disposición del alma, es decir, la capacidad y la aptitud de esta para comportarse de un modo determinado:
"No basta que la acción tenga un carácter determinado para que la conducta sea justa o buena; es preciso también que el hombre actúe de un modo determinado ante todo, que actúe a sabiendas; en segundo lugar, que proceda en razón de una decisión consciente y que prefiera esa acción por sí misma; finalmente, que actúe desde una posición firme e inquebrantable" Aristóteles, Ética a Nicómaco
La virtud entonces, se adquiere a través del ejercicio y el hábito, es decir que para que un hombre se haga justo, es menester que practique la justicia. Aristóteles considera que nadie se hace justo por "naturaleza" (aunque una predisposición natural sea importante) ni tampoco resulta suficiente la enseñanza.
Hacia el final de la Ética a Nicómaco, Aristóteles afirmará que la actividad más propia del hombre y la que mayor felicidad le proporciona es la contemplación teórica: es decir, la sabiduría. Así es como el empirismo ético lo lleva a una posición ecléctica: la felicidad consiste en equilibrar virtud, contemplación y bienes exteriores.
La ética es la parte de la filosofía que atiende el valor de la conducta humana; por lo cual se entiende, no el hacer y sí el obrar. Con esto Aristóteles quiere decir, que la conducta humana se basa en aquello que el ser humano hace pero que también deja de hacer.
Toda actuación moral para poder elevarse así debe ser una actuación querida y, por tanto, una actuación de la voluntad, porque la voluntad es el principio de toda actuación.
La acción ética es una acción de libre albedrio en tanto que el principio de obrar esta en nosotros mismos, la libertad para elegir por el testimonio de nuestra propia conciencia, o por el premio o castigo de nuestro obrar. La sabiduría y la voluntad son los dos elementos fundamentales del obrar humano. 
Finalmente el extraordinario filósofo nos muestra  que  la ética puede ser el tren para alcanzar la felicidad. Teniendo claro que la felicidad no es continua, es una estructura que se construye y cultiva en la escuela de la vida: en el trabajo, con las amistades, con el fortalecimiento de nuestros dones y virtudes, que se desarrolla cada día mediante la forma en que actuemos y estemos decididos a tomar el control  de nuestro destino, solo así es como podremos ser felices.
Las afirmaciones anteriores no significan que no encontraremos dificultades en la ruta que transita el tren de nuestras vidas, el secreto está en ampliar el espacio y el tiempo de los momentos felices y que cada intento sea la búsqueda de alcanzar metas, que no lograrlo es simplemente la motivación para un nuevo intento, pues quien no ha afrontado la adversidad no conoce su propia fuerza, pues no es perdedor frente a la vida el que pierde, sino el que se rinde. No debemos olvidar que no siempre elegimos la música que nos toca la vida, pero si podemos elegir como bailarla. El desarrollo y cultivo de las virtudes éticas, no nos garantizan una travesía fácil por la vida, pero si un aterrizaje seguro, este es el secreto de hacer mucho más satisfactoria la experiencia de vivir.

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